martes, 27 de enero de 2015

Qué hacer cuando tu hijo te pide un smatphone

movil 2
Hoy ponemos un artículo que cada vez es más frecuente oír a los padres.
Cada vez más niños piden un teléfono móvil con acceso a internet y redes sociales, al final, algún padre del entorno pica y le da un móvil al niño y esto provoca una suerte de reacción en cadena que hace que tu propio hijo o hija te lo pida, y el que el compañero de clase lo tenga y nuestros hijos no lo tengan es un germen de frustración que al final se concreta en enfados y peleas en casa.
Hasta aquí nada nuevo y ahora ¿qué hacemos?. Por una parte uno ya tiene suficientes problemas y responsabilidades como para tener una más en la que además hay un convencimiento de que tarde o temprano el niño tendrá móvil, y por otra está la sana idea de poder educar a nuestros hijos según nuestros criterios sin estar marcados por las tendencias de otros.
Lo mejor es usar el sentido común. Cada padre y madre debe elegir cuando es mejor abarcar este elemento tecnológico que a buen seguro algún día tendrá pero tengo que decir que del informe que os presento abajo lo que más me a gustado es la idea de restringirlo solo a los fines de semana. Si todos los padres hacemos eso no hay ninguna posibilidad de que nuestros hijos reclamen el uso entre semana ya que no habrá nadie para recibir los mensajes.
Aquí os dejo el mencionado informe que me ha parecido útil.
Servicio de orientación del colegio San Francisco de Paula
Cada vez son más los niños con dispositivos móviles propios y cada vez es más temprana la edad de acceso a estos dispositivos. Según un estudio publicado por Common Sense Media a finales de 2013, el 72% de los niños estadounidense menores de ocho años ha utilizado alguna vez un smartphone o tablet. Otro estudio, este de ámbito nacional, de la asociación Protégeles, de enero de 2014, puso de manifiesto que el 30% de los niños españoles de 10 años tienen móvil propio. En nuestro medio, la experiencia es que la presión social por tener un dispositivo móvil propio se acrecienta enormemente en el tránsito de la Primaria a la Secundaria, y no ignoramos que en algunos grupos de wasaps de padres de alumnos la gran pregunta de estas Navidades ha sido: mi hijo me está pidiendo un móvil, ¿el vuestro lo tiene?, ¿qué pensáis que debo hacer? La pregunta nos ha llegado también de distintas formas y en muchas ocasiones al Servicio de Orientación del Colegio, y estas son las recomendaciones que podemos ofrecer al respecto de tan controvertido asunto.
-Lo más importante es el uso.- Como con cualquier tecnología, lo importante es el uso que se haga de ella. Depende del uso que se haga, un dispositivo móvil puede ir a favor o en contra del desarrollo personal de todos nosotros, incluidos por supuesto también los adultos, pero de forma especial de los niños. De forma que en relación con los dispositivos móviles, podríamos decir que sí a la tecnología, sí al conocimiento, sí a compartir con otras personas, pero no a dejar de tratar con empatía a otras personas, y no al descontrol del uso del tiempo y del tipo de tareas.
-Hay que ser muy conscientes de los riesgos.- Partiendo de la base de que lo importante es el uso, tenemos que ser muy conscientes de los riesgos que los dispositivos móviles entrañan para los niños, riesgos como estar siempre pendiente de su smartphone, no estudiar o incumplir las tareas diarias, usar el móvil en clase, u otros peores como ser víctima de ciberbullying, colgar imágenes comprometidas en redes sociales o contactar con desconocidos…
-Cuanto más se retrase el uso de un móvil, mejor.- En el cambio de Primaria a Secundaria es frecuente que los hijos clamen por un smartphone, alegando que todos en su clase ya tienen uno y que se quedarán sin poder participar en los grupos digitales en los que compañeros intercambian mensajes. Sin embargo, tenemos que tener en cuenta que a estas edades los niños están desarrollándose como personas, emocionalmente están inmaduros y, si son adolescentes, su estabilidad está en constante riesgo de tambalearse, pudiéndose convertir el teléfono en una fuente negativa para su desarrollo personal, pudiéndole crear ansiedad, inseguridad y obsesión por cuestiones que sobrepasen la capacidad de acción de los educadores, tanto en casa como en los centros escolares.
-No pasa nada por ser el único de tu clase.- Sucumbir al móvil por la presión social (la de otros padres o la de los compañeros de nuestros hijos) no es una buena idea. Si así lo hacemos enseñamos a nuestros hijos a que deben tomar las decisiones que son más comunes en su entorno social, sin una reflexión previa individual de si es realmente lo que ellos quieren hacer. No pasa nada por ser el único de la clase que no lleva móvil, sobre todo cuando la única motivación para llevarlo es que todos los llevan
-Cuando empiezan, sólo los fines de semana y en horario restringido.-Cuando los hijos empiezan a tener un móvil, es conveniente fijarle reglas y pautas de uso, y lo mejor es que lo usen sólo los fines de semanas en un horario controlado y restringido.
-No permitir que se lleven el teléfono a la cama.- Nunca. Aunque digan que están esperando un mensaje urgente, porque les crea ansiedad y puede hasta que el mensaje no llegue, sin llegar a dormir con la tranquilidad necesaria.
-Hay que saber apagar el móvil.- Concienciarles de que debe estar apagado o en silencia en lugares determinados, como clase, biblioteca, reuniones…
-Sobre todo, predicar con el ejemplo.- En esto como en todo, sobre todo se educa con el ejemplo. Por ello, cuando llegamos a casa, debemos dejar de lado el móvil y sólo usarlo en caso de necesidad y urgencia. Si nos ven wasapeando de forma compulsiva, eso es exactamente lo que harán ellos.
-Anda, llevaros la tablet, a ver si nos dejáis cenar tranquilos.-Particularmente debemos preguntarnos por el uso cada vez más frecuente que hacemos de los dispositivos móviles para que entretengan a nuestros hijos en algunas situaciones, uso que además suele marcar el primer acceso de los niños a esta tecnología. En este sentido, podemos manifestar que cada vez que entregamos un móvil a un niño para que se entretenga, mientras nosotros cenamos o charlamos con nuestros amigos, estamos privándole la oportunidad de que se autocontrole, se socialice y aprenda a ser un adulto.

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